Los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes, por lo que el trabajo de este investigador adquiere mayor importancia cada año:
El cambio climático está provocando fenómenos meteorológicos más extremos que nunca, pero los residentes hispanohablantes de Estados Unidos no siempre entienden las alertas meteorológicas debido a las barreras lingüísticas.
Joseph Trujillo Falcón, investigador del Instituto Cooperativo de Investigación y Operaciones Meteorológicas Severas y de Alto Impacto de la NOAA y la Universidad de Oklahoma, está cambiando esta situación.
Más de 40 millones de personas hablan español en Estados Unidos. Trujillo Falcón estudia cómo estas comunidades reciben, comprenden y responden a los riesgos meteorológicos y climáticos que ponen en peligro sus vidas. Su objetivo: asegurarse de que la información sobre los riesgos meteorológicos llegue a la población hispanohablante del país.
Esta entrevista ha sido editada y resumida.
Conexiones climáticas de Yale (YCC): El cambio climático está provocando fenómenos meteorológicos más extremos. ¿Podría entonces hablarnos de la importancia y lo crucial que es proporcionar información y alertas meteorológicas en español?
Joseph Trujillo Falcón: Sabes, siempre relaciono esta conversación con la declaración de la misión del Servicio Meteorológico, la cual es proteger la vida y la propiedad. Y quiero asegurarme de que aquí se tenga en cuenta la vida y la propiedad de todos, independientemente de su origen cultural o lingüístico.
Así que, especialmente a medida que nuestro clima empieza a hacer que los distintos tipos de catástrofes sean mucho más preocupantes, tenemos que asegurarnos de que todo el mundo esté incluido en la preparación y respuesta ante las catástrofes. Y por eso es tan importante que los hispanohablantes se integren en este proceso.
YCC: Y es correcto decir que esto ya es un problema actual, ¿verdad?
Joseph Trujillo Falcón: Sí, esto no es algo nuevo. De hecho, está documentado en el Servicio Meteorológico Nacional y se remonta a 1970, cuando aproximadamente la mitad de las víctimas fallecidas de un tornado en Texas eran hispanohablantes.
Y desde entonces, hemos visto repetidas ocasiones en donde que la disparidad lingüística es un problema cuando se trata de catástrofes. El año pasado, en California, asistimos a incendios forestales que batieron récords y allí se podían ver las desigualdades lingüísticas, pues la gente no conocía la amenaza que se avecinaba y no sabía qué hacer.
Se trata de un problema que se remonta a décadas atrás y que cada vez es más importante.
YCC: ¿Cómo influye la familiaridad con los distintos tipos de fenómenos meteorológicos?
Joseph Trujillo Falcón: Seamos realistas: Aquí, en Estados Unidos, nos enfrentamos a peligros que otras personas de diferentes partes de América Latina quizá no hayan experimentado nunca. Y por eso no se ha desarrollado una palabra. Y no podemos animar a la gente a tomar medidas de algo que no saben, o ni siquiera podemos describirles la amenaza.
Por ejemplo, yo soy de Lima, Perú. Y crecí acostumbrándome -al menos adaptándome- a las amenazas de terremoto. Lo sabía por generaciones. Mi abuela me contaba historias sobre terremotos importantes en la zona y qué tipo de medidas tomar. En mi colegio, por ejemplo, se hacían simulacros de terremoto. Y nuestra infraestructura en Perú está mejor preparada para esos peligros.
Pero cuando me trasladé a Estados Unidos, me mudé a Dallas, Texas -el corazón del callejón de los tornados – y no conocía las sirenas de tornado.
Por eso creo que es muy importante reconocer que cuando las personas emigran a Estados Unidos pueden enfrentarse a peligros y sistemas de emergencia totalmente distintos. Y eso es algo que tenemos que tener en cuenta, sobre todo cuando intentamos concientizar sobre los distintos peligros que el clima pueda empeorar en el futuro y asegurarnos de que todo el mundo esté a salvo.
YCC: ¿Cuáles son algunos de los retos a la hora de proporcionar traducciones estandarizadas al español?
Joseph Trujillo Falcón: Siempre me gusta relacionarlo con el ejemplo del “tiempo” frente al “clima”. En inglés tenemos una distinción: “Weather” representa todo a corto plazo y “climate” representa todo a largo plazo. En español no existe esta distinción y en distintas zonas de América Latina se utilizan indistintamente “tiempo” y “clima”. Por eso, a veces se habla del “estado del clima” y en realidad se refieren a la previsión meteorológica, porque utilizan esas palabras indistintamente.
Y, por supuesto, al proceder de distintos lugares de América Latina, Europa y África, los hispanohablantes tienen distintas formas de hablar: estas diferencias regionales o dialectos de la lengua. Un ejemplo divertido para mis amigos puertorriqueños: aprendieron la palabra ‘tormenta’ como ‘tronada’. Pero cuando se mudaron a Estados Unidos, se dieron cuenta de que, aparte de los puertorriqueños, no hay mucha gente que use esa palabra en su idioma. Así que tuvieron que adaptarse a la palabra ‘tormenta’.
No se trata sólo de encontrar las traducciones que no existen, sino también de garantizar que sean universales para todos los grupos hispanohablantes. Y eso es definitivamente una preocupación cuando estamos tratando de comunicar el riesgo y animar a la gente a tomar medidas.
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YCC: Describa el trabajo que ha estado realizando sobre este tema, en concreto sobre las categorías de riesgo en español adoptadas recientemente por el Centro de Predicción de Tormentas de la NOAA.
Joseph Trujillo Falcón: A veces puedes traducir literalmente una palabra, pero puede que no capte totalmente el mensaje. Estás traduciendo la palabra en lugar del mensaje en sí. Y creo que es muy importante hacer hincapié en esto, especialmente en la comunicación de riesgos.
Así que el Centro de Predicción de Tormentas tenía algunas categorías establecidas [para identificar el nivel de riesgo de una tormenta específica] en español. Y trabajamos junto a expertos lingüísticos y diferentes científicos sociales para encontrar una terminología mejor que fuera capaz, al menos, de atraer a más comunidades hispanohablantes.
Por ejemplo, Nivel Dos [riesgo] en español era leve. Y los expertos lingüísticos nos dijeron que esa palabra sólo se utilizaba en Europa de esa manera y no realmente en América Latina, por lo que mucha gente estaba confundida.
Y así encontramos formas universales de comunicar el riesgo de los niveles uno a cinco: mínimo, bajo, moderado, alto y extremo, o, en inglés: minimum, low, moderate, high y extreme.
Y luego lo probamos con una muestra representativa [de] 1.050 hispanohablantes estadounidenses y descubrimos que eran capaces de entender lo que significaban las categorías en términos de urgencia significativamente mejor que las traducciones [anteriores].
Así que nuestra agencia los adoptó el verano pasado y ahora se utilizan en todas las emisoras bilingües de Estados Unidos.
YCC: Parece relativamente sencillo, pero este cambio puede tener un profundo impacto. ¿Puede hablarnos de su importancia?
Joseph Trujillo Falcón: Siempre que intentamos implicar a nuestras comunidades hispanohablantes, tenemos que asegurarnos de adaptar nuestros mensajes a ellas. Alguien que sea bilingüe puede mirar las traducciones anteriores y entender que la gente lo está intentando, pero no están hablando o adaptando el mensaje a ellos.
Así que creo que es un gran primer paso y permítanme subrayarlo – un primer paso – para involucrar a estas comunidades, de modo que podamos asegurarnos de que sepan que estamos dispuestos a llegar a ellas y que estamos dispuestos a incorporarlas a este proceso de preparación para emergencias.
Y, por supuesto, va mucho más allá del lenguaje. Tenemos que conectar mejor con los líderes comunitarios que gozan de confianza dentro de estas comunidades.
Por eso hemos trabajado con meteorólogos bilingües porque son los comunicadores de primera línea y son capaces de atraer a nuestras comunidades. Cuentan con la confianza de nuestra comunidad.
Y las investigaciones muestran que los hispanos y los latinos en general están más dispuestos a hablar del cambio climático. Encuestas recientes muestran que el calentamiento global es importante para ocho de cada diez latinos. Así que creo que es cuestión de asegurarnos de que todos podamos formar parte de la conversación.
Gracias a Latino Verde por la traducción.