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Cinco maneras en que el cambio climático causa problemas para los médicos » Yale Climate Connections


Las quemaduras por contacto con el pavimento caliente pueden ser difíciles de tratar y tardar mucho tiempo en curarse.

La Dra. Joanne Leovy es médico de familia que ejerce en Las Vegas (Nevada) desde hace casi 22 años. Hablé con un médico en formación que trató una de estas quemaduras este verano. Un hombre sin hogar, que había salido de urgencias tras recibir tratamiento por un problema psiquiátrico, volvió al hospital menos de dos horas después con quemaduras graves en los pies; había entrado en contacto con una acera muy caliente. 

Las quemaduras por asfalto son peligrosas porque es más probable que penetren profundamente en la piel y los tejidos blandos subyacentes que otros tipos de quemaduras, como las estufas calientes. 

Son más comunes en las articulaciones -como las rodillas-, donde es más difícil que cicatrice la herida, por lo que suelen requerir una estancia hospitalaria más prolongada.

Estas lesiones son sólo uno de los peligros que cada vez se hacen más frecuentes a medida que el cambio climático, el calor intenso, las inundaciones y los incendios forestales están causando daño a la salud de muchas personas, incluso los médicos que están tratando de ayudar a sus pacientes. 

“Creo que es muy difícil. Es muy difícil para los médicos”, afirma Leovy.   

En Estados Unidos, el 73% de los residentes -aproximadamente 244 millones de personas- experimentaron al menos un día de calor extremo en 2023, lo que aumenta el peligro de enfermedades relacionadas con el calor. Y más de 120 millones de residentes respiraron aire de mala calidad en la peor temporada de incendios forestales registrada en Canadá.

Como resultado, muchos médicos están trabajando horas extras para comprender las amenazas cambiantes del cambio climático y proteger la salud mental y física de las personas a las que atienden. Muchos profesionales de la salud están ampliando lo que hablan en la consulta, ayudando a los pacientes a comprender sus riesgos para la salud y a crear planes para protegerse. 

Calor implacable

En Las Vegas, la Dra. Leovy se asegura de hablar con sus pacientes sobre el calor. “Definitivamente ha cambiado. Esta es una de las zonas del país que más rápido se calienta”, cuenta Leovy.

El calor extremo puede perjudicar la salud de muchas maneras, y es especialmente peligroso para quienes tienen problemas de salud subyacentes. Puede poner presión en el corazón, aumentando el riesgo de hospitalización, y provocar deshidratación, que puede causar lesiones renales y problemas de tensión arterial. 

El calor también puede perjudicar la salud mentaly, de hecho, algunos estudios muestran un mayor riesgo de violencia y suicidio durante los periodos de calor extremo.

A los profesionales sanitarios les preocupan especialmente los adultos mayores, los niños menores de 5 años, las embarazadas, trabajadores al aire libre y las personas que viven en la pobreza. Pero los periodos más largos e intensos de temperaturas extremas exponen a todas las personas al riesgo de sufrir un golpe de calor, independientemente de su estado de salud. 

Conociendo estos riesgos, Leovy ha empezado a dedicar más tiempo a preguntar a los pacientes por su acceso al aire acondicionado. Atiende a muchas personas que no tienen el dinero para mantener el aire acondicionado en marcha durante los sofocantes meses de verano. También difunde otras estrategias para bajar las temperaturas, como plantar árboles en zonas urbanas.
En Miami (Florida), la Dra. Cheryl Holder, internista en ejercicio y fundadora de Florida Clinicians for Climate Action, afirma que cada vez dedica más tiempo a asesorar a sus pacientes sobre los peligros del calor extremo, especialmente a los más vulnerables. Entre mayo y octubre, hace preguntas como: “¿Estás preparado para el calor?” y “¿Cómo vas a mantenerte fresco?”

El humo de los incendios forestales también causa problemas de salud

El humo tóxico y las cenizas de los incendios forestales pueden viajar con el viento, degradando la calidad del aire de las personas que viven a cientos de kilómetros de distancia.

Los médicos se están dando cuenta de que su trabajo para mantener estables a los pacientes asmáticos es cada vez más difícil en los días de mala calidad del aire. 

“He hablado con personas a las que se les disparó el asma durante un periodo de gran intensidad de humo de incendios forestales y que han tenido dificultades para controlarlo desde entonces”, afirma Leovy. 

Todavía se están estudiando las repercusiones del humo de los incendios forestales en la salud, pero hay indicios de que respirarlo dificulta el control de los síntomas del asma. El humo también puede reducir la función pulmonar, provocar bronquitis e incluso afectar el corazón, aumentando el riesgo de atención urgente por paros cardíacos, insuficiencia cardíaca e infartos. 

Dado que el cambio climático hace que las condiciones sean propicias para causar más incendios forestales en el futuro, los profesionales sanitarios de las regiones propensas a la exposición al humo han empezado a compartir recursos con los pacientes sobre las mejores formas de protegerse, como permanecer en interiores, cuando es posible, y utilizar un purificador de aire portátil certificado.

Un aumento en los riesgos de enfermedades infecciosas

Cuando los pacientes acuden a la consulta con signos de infección -fiebre, escalofríos, fatiga, dolores musculares-, la mayoría de los médicos consideran inicialmente los “sospechosos habituales” en función de la época del año, la ubicación geográfica y la información sobre las infecciones que circulan en una comunidad.

Pero el aumento de las temperaturas y el cambio de los regímenes de precipitaciones están poniendo en jaque a los sospechosos habituales, por lo que diversas enfermedades infecciosas se están extendiendo a nuevas regiones. Eso está haciendo que sean menos fáciles de diagnosticar para los profesionales sanitarios. 

Por ejemplo, los mosquitos portadores de enfermedades como el dengue se han propagado desde los trópicos, ampliando su territorio a EE.UU. Se han producido casos de transmisión local en Hawai, Texas, Arizona y Florida. Durante el verano de 2023, se observaron algunos casos de malaria de transmisión local en Maryland, Florida y Texas por primera vez en 20 años.

En Norteamérica, las garrapatas, portadoras de la bacteria que causa la enfermedad de Lyme, se han extendido mucho más allá de su área de distribución habitual. Es posible que los profesionales sanitarios de regiones donde estas enfermedades infecciosas no son históricamente endémicas -es decir, no suelen estar presentes en la zona- no tengan en cuenta de inmediato algunas de estas afecciones. Esto puede retrasar el diagnóstico y el tratamiento, y tener consecuencias potencialmente mortales.

La Dra. Preeti Jaggi, pediatra y especialista en enfermedades infecciosas de Atlanta (Georgia), afirmó que le preocupa la propagación de estas enfermedades a nuevas regiones y que lo ha notado en su propia consulta: “Me ha sorprendido la cantidad de casos de enfermedad de Lyme que he visto últimamente en pacientes que no han viajado a zonas endémicas”.

Jaggi aconseja a los profesionales sanitarios que estén al tanto de los avisos locales de salud pública sobre enfermedades infecciosas y que asesoren a los pacientes sobre las mejores formas de evitar las infecciones. 

Huracanes e inundaciones

Catástrofes como los huracanes y las inundaciones también suponen un reto para la salud y los sistemas sanitarios de diversas maneras.

En algunos casos, estos fenómenos afectan directamente el acceso a la atención sanitaria, dañando clínicas y hospitales, obligando a evacuar a los pacientes o interrumpiendo el transporte. Las consecuencias de los huracanes y las inundaciones pueden acarrear aún más problemas de salud, desde la contaminación del agua potable hasta el aumento del riesgo de ciertas infecciones diarreicas. 

“Sabemos que se producen más enfermedades diarreicas después de fuertes precipitaciones”, afirma Jaggi, quien explica que los profesionales sanitarios deben anticiparse a este fenómeno en sus consultas.

En Miami, la Dra. Holder habla regularmente a sus pacientes sobre los riesgos durante la temporada de huracanes. “Informo a mis pacientes y ellos reciben folletos de preparación para huracanes”, dijo Holder “Hago esto hacia el final de la visita con los nuevos pacientes o al principio con los pacientes establecidos durante la “small talk” que sé da antes de que me cuenten por qué vienen a consulta”. 

Complicaciones sanitarias

Además de los riesgos para la salud derivados de las condiciones climáticas, el cambio climático puede dañar los medicamentos o interferir con los tratamientos que los médicos utilizan para controlar las enfermedades preexistentes de sus pacientes. 

Los periodos de altas temperaturas pueden comprometer la eficacia de algunos medicamentos y aumentar el riesgo de enfermedades relacionadas con el calor para quienes toman determinados medicamentos para afecciones comunes como la hipertensión arterial o la depresión. El albuterol, un inhalador utilizado para controlar los síntomas del asma, es menos eficaz tras la exposición a altas temperaturas, como cuando un paciente guarda el inhalador en el coche. 

Acontecimientos extremos como los huracanes también pueden destruir las cadenas de suministro, limitando el acceso a abastecimientos médicos críticos. Después de que el huracán María devastara Puerto Rico, incluyendo una fábrica de suero intravenoso en la isla, muchos hospitales sufrieron escasez de bolsas de suero durante meses. 

Cuando la propia infraestructura sanitaria resulta dañada, esto puede interferir con las citas y la programación de servicios críticos como la quimioterapia y la diálisis. 

Para aumentar la resiliencia ante estos retos, algunos proveedores de atención sanitaria están ampliando de forma proactiva la infraestructura de telesalud, basándose en las lecciones aprendidas durante el punto álgido de la pandemia de COVID-19. Leovy señala que este tipo de cita es útil en momentos en que la gente no puede acceder a la atención debido a catástrofes meteorológicas.

Pero a Leovy le preocupa que algunos pacientes no comprendan los peligros de la intensificación de los patrones meteorológicos en el lugar donde viven, sobre todo aquellos que podrían pensar que ya están acostumbrados a las altas temperaturas o que han experimentado huracanes en el pasado.

“[En Las Vegas,] la gente está acostumbrada al calor y eso es algo curioso también, porque la gente que ha vivido aquí mucho tiempo dirá: ‘Estoy acostumbrado al calor, ya sabes’”, dijo Leovy. “He tratado a personas mayores que estaban en un tejado o al aire libre haciendo algún trabajo y que dicen, ‘Sí, he vivido aquí 30 años,’ cuando vienen con vértigo o lo que sea. Y bueno, no importa cuán acostumbrado esté, no puede aclimatarse a esto”. 

Tom Toro es un dibujante y escritor que ha publicado más de 200 viñetas en The New Yorker desde 2010.

Este artículo fue traducido por Latino Verde.





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